Canal Historia (que en España puede verse en Movistar+) estrena Ellos no envejecerán (They shall not grow old), documental de 2018 promovido por 14-18 NOW[1], el Imperial War Museum y la BBC, distribuido por Warner Bros y dirigido por el célebre cineasta neozelandés Peter Jackson, mundialmente reconocido por su maravillosa y multipremiada adaptación cinematográfica de la obra de J. R. R. Tolkien El señor de los anillos (del destrozo que hizo con El hobbit mejor no hablamos). Y por si alguien aún no lo sabe, un auténtico apasionado de la historia de la Primera Guerra Mundial, en la que combatió su abuelo, sargento William Jackson (1890-1940) del 2.º batallón del South Wales Borderers, a quien dedica esta cinta.
Estrenado en el BFI London Film Festival el 16 de octubre de 2018, Ellos no envejecerán (95 minutos, 126 minutos en su versión extendida) ha cosechado un gran éxito comercial y de crítica, nominado como mejor documental a los BAFTA.
Las claves de Ellos no envejecerán
Ellos no envejecerán, cuyo título original está inspirado en una línea del poema de 1914 For the Fallen («Por los caídos») de Laurence Bynion[2], tiene dos grandes diferencias respecto a cualquier otro documental histórico. En primer lugar carece de la clásica narración en voz en off, ya que se basa casi exclusivamente en los testimonios directos de doscientos veteranos británicos y de la Commonwealth recogidos por la BBC tras la guerra, ciento veinte de ellos grabados en audio, un total de seiscientas horas que el equipo del documental revisó meticulosamente para el montaje. Que nadie espere la visión alemana o francesa del conflicto, y no lo digo como crítica; sencillamente, no es el objetivo del documental, y en el fondo da igual.
Estas voces sinceras, honestas, personales y que aportan una demoledora perspectiva íntima, nos retrotraen al estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914 y nos hablan de sus convicciones, expectativas y entusiasmo iniciales; de la fiebre del alistamiento y la admisión a filas de voluntarios muy por debajo de la edad de reclutamiento (19 años) con la aquiescencia de las autoridades militares; de sus primeros pasos en la vida militar: la exigente instrucción, los uniformes (¡ay las incómodas botas y las engorrosas polainas!), el rancho…; y la llegada al frente, a un nebuloso mundo vertebrado por un laberinto de trincheras y rodeado de un paisaje lunar de desolación y cráteres.
Y segunda gran novedad, es en ese momento de la llegada al frente cuando el documental, articulado a partir de más de cien horas de metraje original y fotografías en su mayoría inéditas del Imperial War Museum, abandona el blanco y negro y el monótono ronroneo de fondo del proyector cinematográfico para entrar en una nueva dimensión. El resto de la cinta es un auténtico prodigio técnico para el cual se ha coloreado y se han añadido efectos sonoros al metraje original: las voces de los soldados, las órdenes de sus oficiales, sus conversaciones, sus risas… y sus gritos, el silbido de las balas y la constante cortina de fondo de las explosiones de las bombas, que nunca cesa.
La suma de testimonios personales, color y sonido construye una auténtica experiencia inmersiva para el espectador, que nos traslada al microcosmos de la guerra de trincheras. Tanto da que no sepamos con precisión el cuándo o el dónde (los testimonios no ofrecen datos cronológicos ni geográficos), lo relevante en Ellos no envejecerán no son los acontecimientos históricos, sino la particular cosmovisión de los supervivientes. Estos nos hablan de sus pequeñas (y escasas) alegrías cotidianas, especialmente en los días alejados del frente: el tabaco, los burdeles, las apuestas, los juegos para matar el tiempo, etc.; y de sus muchas miserias: la falta de higiene, los infectos retretes colectivos (un banco corrido o un simple tronco donde sentarse delante de una zanja), la cohabitación con piojos y las ratas, el hedor de los cadáveres en descomposición, la lluvia que anega las posiciones, el mar de barro, la congelación, el pie de trinchera…
Es ahí donde el color imprime un realismo desgarrador del cual parecía «protegernos» de algún modo la fantasmal nebulosa del blanco y negro. Ahora vemos con todo su dramatismo la mugre de sus rostros, la podredumbre de sus dentaduras, la carcoma de sus miembros gangrenados… y la sangre, sobre todo la sangre, que nos recuerda que estamos presenciando una guerra cruenta como ninguna otra. Asistimos al implacable bombardeo de las baterías alemanas, a la invisible amenaza de los francotiradores, a los ataques con gases, cuya ponzoña amarillenta casi podemos oler, y somos testigos del desgaste emocional y el desmoronamiento de los hombres.
Pero también de los poderosos lazos de camaradería que se establecen en circunstancias tan extremas, y no solo entre los compañeros de trinchera: más allá de la propaganda, se habla de los alemanes con genuino respeto, simpatía e incluso admiración, especialmente, todo hay que decirlo, de los no prusianos. En cierto modo, son también camaradas, compañeros en ese extraño mundo que les ha tocado vivir.
La relativa amabilidad del metraje hasta este momento se trunca cuando se acerca el momento de la batalla (da igual cuál, una, muchas, todas): nerviosismo, ansiedad, pavor, ruido, ruido, ruido y, por primera vez, música de fondo, elevan la tensión de la cinta hasta límites sobrecogedores en pleno clímax del combate.
Por fin cesa el ruido, dejando un vacío quizá aún más opresivo que los propios bombardeos. Y luego ¿qué hacer tras el armisticio? no hay celebraciones, impera la «sensación de haber sido despedidos del trabajo», el final de la «única vida» que muchos habían conocido. ¿Cómo reincorporarse a una sociedad civil indiferente a su sufrimiento? Para esta eran unos parias, para ellos mismos, «una raza aparte».
Valoración
En suma, Ellos no envejecerán es una auténtica obra de arte confeccionada no solo desde la maestría técnica, sino también desde la pasión por la historia, para proponernos un acercamiento al ¿sinsentido? ¿barbarie? Dejémoslo en realidad de la guerra, el documental no juzga, a partir de las voces de sus protagonistas, que como decía al principio tanto da que sean británicos, porque su ¿traumática? ¿transformadora? experiencia es universal. Lástima que los subtítulos en castellano (Canal Historia ofrece el documental exclusivamente en versión original, formato que desde aquí recomendaríamos encarecidamente aunque estuviera doblado) no estén a la altura, con errores que en ocasiones rozan el ridículo.
Notas
[1] Programa del Gobierno británico para impulsar iniciativas artísticas para la conmemoración del centenario de la Primera Guerra Mundial.
[2] «They shall grow not old, as we that are left grow old», «Ellos no envejecerán, como los que hemos quedado envejecemos».
¡Qué buena pinta! Acabo de conocerlo gracias a este artículo. Deseando verlo ya!!!
Con muchas ganas también de que se estrene «1917» de Sam Mendes, aunque creo que tenemos que esperar a finales de año.
¡Ya nos contarás qué te parece cuando lo veas! Saludos